jueves, 29 de octubre de 2009

ALBA MARINA Y SU BUSQUEDA EN LAS PROFUNDIDADES


Por: Lázaro Sarmiento

La única vez que estuve cerca de Alba Marina fue en la esquina de las calles K y 19 en el Vedado. Yo iba camino de la emisora COCO y ella venía en dirección contraria, hacia Coppelia. La elegante mezzo-soprano, cuya imagen me era familiar desde niño a través de los programas de televisión, tal vez estaba próxima a cumplir los 70 años. Me llamó la atención que avanzaba con energía faraónica y la mirada fija en el piso de la acera, como quien busca un valioso objeto perdido. Lo que la diva buscaba ese día debía moverse unos pasos delante. Había dejado atrás una cuadra entera pero sus ojos azules, tan impresionantes como su cabellera rubia de valkiria, seguían explorando el cemento que cubre las aceras con esa capa promiscua que es la misma en todas las ciudades del mundo. Sin embargo, Alba Marina estaba lejos de cualquier cualidad gregaria.

En una expedición, siendo adolescente, por una librería de viejo en la Calzada de 10 de Octubre, frente al cine Moderno, descubrí el Álbum de 1959 de los Artistas de CMQ-Televisión. La página dedicada a Alba Marina la retrataba bajándose de un lujoso automóvil , a punto de pisar una alfombra roja fuera de la cámara y luciendo, desde luego, la cabellera-adorno que la distinguía y acompañaba a su voz exquisita en los escenarios, donde había actuado junto a figuras como Maurice Chevalier , María Félix y Nat King Cole.


Hace mucho tiempo extravié ese álbum con las fotos de cantantes, actores y presentadores cuya mayoría envejeció bien o mal, murió o se fue de Cuba. Sin embargo, gracias a los guiños de la fascinación, siempre recuerdo la fotografía de Alba Marina en su época esplendorosa de la CMQ. Incluso cuando escucho la palabra televisión me viene a la mente aquella imagen, originada a casi treinta años de distancia de la mujer real que yo tenía ahora a unos pasos de mi, a punto de atravesar temerariamente una calle habanera mientras sus ojos claros, que ya habían perdido parte del antiguo poderío, seguían atentos a la superficie de la acera.




Durante las tres décadas transcurridas entre ambas imágenes, Alba Marina fue uno de los pilares del Teatro Lírico fundado por la Revolución, viajó por los países socialistas de Europa y obtuvo en 1982 el premio de actuación femenina en el Festival de Teatro de La Habana por su papel protagónico en la ópera La médium.

Ese día daba la impresión de no importarle el tráfico ni el riesgo. Un auto podía atropellarla. Los choferes no tendrían tiempo de detener sus vehículos ante el cuerpo de una dama que, mirando con obstinación el suelo, cruzara la calle como lo haría una reina soberbia en una ciudad operática. Y cuando yo estaba a punto de vencer mi timidez y advertirle del peligro inminente -¡Cuidado, Alba Marina!- ocurrió lo inesperado. La artista, como obedeciendo a un reloj interno, alzó la vista y miró en la dirección del tránsito con un movimiento de muñeca mecánica. Luego, todo en segundos, transformó el gesto rígido en una falsa sonrisa glamurosa y me dedicó una mirada directa que podía parecer inteligente y hasta dulce pero en el fondo me resultó extraña, convulsiva . Entonces se percató de una pausa en la caravana de autos, bajó la acera, clavó de nuevo su mirada en el asfalto y continuó imperturbable hacia lo alto de la calle K.


Después supe que había ingresado en un asilo ubicado al este de la capital. Allí una tarde organizaron un acto para evocar sus glorias como una de las grandes cantantes cubanas de todos los tiempos. Un amigo escritor que tenía automóvil y yo hicimos planes para ir a verla pero nos detuvimos en la casa de un pintor que vivía en el trayecto, y la visita al asilo se pospuso para otra ocasión. No hubo oportunidad. Alba Marina murió en 1994. Lo que ella buscaba con obstinación unos años antes , la única vez que la vi de cerca, debió ser un objeto muy raro , cuya identidad permanecía blindada detrás del brillo de sus ojos , o en la profunda dureza de las aceras de El Vedado.



11 comentarios:

  1. ¡Cuánto me has hecho recordar! Después de Rosita Fornés, para mí Alba Marina fue siempre símbolo de elegancia y glamour, aunque diferente al de Rosa. La Fornés era la eclosión del encanto y la belleza hechos mujer. Alba Marina era el encanto glacial de una rarísima nevada en medio del Caribe. Tal vez porque su mente no fue siempre del todo de este mundo... Dios la tenga en su gloria. Gracias por de nuevo ayudarme a evocar la época de mi infancia, creciendo al amparo nutricio de estas divas que para mí fueron parte de mi formación como persona y como escritor. Abrazos :)

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  2. Qué bien que alguna persona la recuerde. Y por este medio más, quizas no haya mucho de esta gran figura
    Lo felicito Lázaro

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  3. Yo no pude oírla; Alba Marina me llega entonces como un nombre, una referencia apenas...

    Siempre he querido hallar alguna grabación suya, pero no creo que Alba se rinda fácil ante el asedio.

    Esto que cuentas, Lázaro, es sobrecogedor. Recuerda el ocaso de otras divas, inmersas en el silencio.

    He disfrutado mucho la lectura, como siempre.

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  4. De Alba Marina hay pocas referencias en la red. Lo más interesante y hermoso que he leído sobre ella es el texto
    "Alba Marina en los aires del Prado", de Roberto Méndez, en el sitio digital de La Jiribilla (http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=207063&orden=20440&info=link ) El autor afirma: "Alba Marina no solo fue una cantante excepcional, sino una especie de mito que no ha encontrado quien le escriba su novela. "

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  5. Pedro, tu frase define muy bien a la artista:" Alba Marina era el encanto glacial de una rarísima nevada en medio del Caribe." Saludos.

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  6. Estuve conversando con una amiga, Beatriz, que recuerda perfectamente la presencia mayestática de Alba Marina. Me la describe recia, impávida...

    Por favor, si alguno de ustedes guarda alguna grabación de ella, me gustaría usarla en mi programa radial del sábado, "Por amor al arte".

    Si alguien conserva algo, aunque sea una pieza, aquí pueden enviarla:

    maykel@rsagua.icrt.cu

    Gracias de antemano.

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  7. Recuerdo a Alba Marina entrando al Restaurant L'Aiglon del Hotel Riviera con la majestad propia de las reinas de opera.

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  8. hello... hapi blogging... have a nice day! just visiting here....

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  9. Alba Marina era una mujer muy bella y tenía una voz excepcional..Ella estuvo casada con el Actor Armando Osorio ya también fallecido hace algunos años.

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  10. Su azucena en la opera Trovador fue unica,la escuche y la vi varias veces en el Teatro Garcia Lorca alla por la decada de los 80,y para mi siempre guardare un bello y grato recuerdo,su voz de mezzo le daba un toque unico al personaje...asi son la glorias de nuestra Cuba..gracias.

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  11. Aun recuerdo su Azucena en Trovador,he visto muchas a los largo de varios años,pero la de esta gran mezzo cubana llamada Alba Marian aera tna particula y tan especial como ella misma lo fue en vida..gracias

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