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miércoles, 13 de febrero de 2013

LOS EDIFICIOS CUELLO DE CISNE DEL VEDADO.





Detrás de mis espaldas se levantan los edificios cuello cisne del  Vedado.  Desde una ventana como ésta  en el Hotel Nacional, Jean Paul Sartre contempló los rascacielos enanos del  Vedado cuando visitó la Isla  en 1960 invitado por Carlos Franqui. En uno de los reportajes que salieron de esa visita y que en el propio año 60 fueron recogidos en el libro SARTRE VISITA A CUBA (Ediciones R, 1960), Sartre escribió:
“Personalmente, me gustan los rascacielos: apreciados uno por uno, los del Vedado son bonitos. Pero los hay en todas partes y resultan un desorden de formas y colores. Cuando la mirada trata de unirlos, se le escapan: no hay unidad, cada uno vive por sí. Muchos son hoteles: el Habana Hilton, el Capri, Veinte más.
Es una carrera de pisos: Uno más! ¿Quién pone más? A los quince, el rascacielos es de bolsillo. Cada uno alarga el cuello para mirar el mar por encima del hombro de su vecino. Potente y desdeñoso, el Nacional vuelve  la espalda a esa agitación. Seis pisos y ni uno más: ése es su título de nobleza.”
Ésta  es solo  una mínima observación, sin trascendencia, en un montón de páginas  aguadas y lúcidas  sobre  nuestro país y la Revolución en 1960. Vale la pena volver  a la lectura del libro SARTRE VISITA A CUBA. 

viernes, 23 de abril de 2010

HOSPEDAJE PARA ABRAZOS.

Por: Lázaro Sarmiento

Si ahora mismo tuviera una varita mágica que le devolviera su esplendor original a algunas calles de La Habana comenzaría por San Miguel, entre Industria y Amistad. Me interesa la trastienda sociológica de este tramo que funciona como atajo entre unas vías estrechas con fachadas carcomidas y el Paseo del Prado con su aire cosmopolita y edificios magníficos. Y del conjunto, hoy me atrae ese anuncio “luchando” frente a la erosión del tiempo: H. Rex. Ya nadie recuerda en qué momento los cuartos del hospedaje se convirtieron en viviendas familiares. La varita mágica me permitiría llenar este tramo de San Miguel de pequeños hoteles, sin pretensiones exageradas, con un confort mínimo. Las habitaciones la alquilaría por cuatro o cinco horas la gente que en las grandes ciudades necesita acostarse con urgencia, o hacerse invisible en la multitud. Mientras guardo la cámara imagino que en el lugar donde estaba el cartel H. Rex, los restauradores han colocado el siguiente epigrama de la vida rosa del poeta Luis Yuseff:



“Abrazarse a cualquier cuerpo
con la certeza
de que alguna vez
le verás el rostro al ángel. ”


Imagen derecha: Foto de Nan Goldin (Washington, 1953)

sábado, 20 de junio de 2009

CLAVES DEL PASADO: LEY SECA Y TURISMO EN LA HABANA.


Por: Lázaro Sarmiento.

La Ley Seca en Estados Unidos “propició la estampida del turismo a favor de Cuba, como refugio de bebedores”. La ley que duró de 1920 a 1933 prohibía el consumo de bebidas alcohólicas en territorio norteamericano.


Las circunstancias aparecen mencionadas en el libro Cuba y turismo (Editora Política, La Habana, 1993). El autor Alberto Pozo, periodista y publicista, recuerda que en el año 1919 el corrupto presidente Menocal colocaba ciertas bases para desarrollar el turismo norteamericano en la Isla bajo el signo del juego de azar, apoyándose en una ley aprobada por el congreso cubano. Surgieron así tres grandes puntales para aquel turismo: el hipódromo, el casino nacional y el balneario de la playa de Marianao.

Según Pozo, en aquella época los barcos de viajeros en los muelles de La Habana eran esperados con una dotación de grandes carros abiertos que conducían directamente a los turistas hasta las destilerías y después hacia las casas de prostitución y juego (en el llamado barrio de Colón).

“A pesar de que la mayoría de los viajeros eran cruceristas (visitantes que duermen en los barcos que los transportan), siempre hubo demanda para abrir una etapa hotelera, generalmente alrededor del Prado, aunque se extendió a los actuales municipios Habana Vieja y Centro Habana. Fue la época de la construcción de las unidades siguientes: Plaza, Sevilla Biltmore, Parkview, Packard, Royal Palm, New York, Regina, Regis, Nueva Isla, Isla de Cuba, Lincoln, Alamac y otros”.



Imagen: Paseo del Prado de La Habana, 1928. El edificio que sobresale a la derecha en el fondo es el Hotel Sevilla Biltmore.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Nostalgia en la costa del Tritón
La costa constituye un idílico escenario para conversaciones inteligentes y frívolas y ejercer el ocio expectante. Hoy caminé un rato por los alrededores del Hotel Tritón en el litoral de Miramar. En esta ocasión no pretendía establecer diálogos verbales sino mover en la memoria imágenes salpicadas de salitre y de after sun.
Recordé los días en que venía a bañarme en estas aguas y luego me sentaba a conversar con algún amigo, y también con extraños, en el diente de perro . Me parece que fue ayer cuando un amigo escritor y yo arrojamos al mar, desde aquí, una novela recién editada (no era ecologista en esa época) porque la autora de la obra nos había decepcionado después de la ilusión despertada por la lectura de un capítulo previamente dado a conocer en una revista cultural . Lo que valía de la novela, a nuestro juicio, era solo el texto adelantado. Ha sido el único libro que he lanzado al mar en en mi vida. Y parece que ya no habrá otra oportunidad porque con el tiempo desaparece el deseo de tirarle literatura a las olas.

Durante mucho tiempo el Tritón fue la referencia principal de esta zona que se extiende a ambos lados de la calle Primera, desde 70 hasta el hotel Comodoro. La franja costera y el Monte Barreto fueron transformados vertiginosamente. Surgieron los lujosos hoteles Meliá Habana y Panorama, así como el complejo denominado Miramar Center con sus cafeterías, oficinas y boutiques (vidrieras para mirar). En los terrenos donde en la actualidad se levantan modernas construcciones, hubo en el pasado rutas impredecibles, con algo de libertinaje, entre la vegetación que crecía en un flanco de “las canchas de 70”. Esos caminos que comenzaban muy arriba de la Quinta Avenida hoy se cortan por colosales edificios que desafían el paisaje azul.Los jóvenes de estos días también van a bañarse a la costa del Tritón. Pero ya no es lo mismo, pienso, aunque tal vez ellos estén pensando que tengo razón: no es igual (ni yo soy el que era). Además el hormigón y los cristales distorsionan la nostalgia.

Arriba: Miramar Center. Abajo: Embajada de Rusia en La Habana, en la Quinta Avenida, construida en los tiempos de la URSS.


Hotel Meliá Habana. (abajo)

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