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viernes, 14 de agosto de 2015

SIMBOLO


El  cigarro es uno de los símbolos del deseo. En  la historia del cine el tabaco asumió una función alegórica.  Las  estrellas   del  celuloide contribuyeron a extender  por el mundo  el hábito de fumar.  En el libro  La diva nicotina, historia del tabaco, su autor Iain Gately  recuerda que los cigarros pasaron a ser un símbolo de poder, o un sustituto del pene, como afirmaba Carl Jung,  discípulo de Freud: “Los hombres de negocios, los del  mundo del espectáculo y los gánsteres  aparecían en las películas  fumando un cigarro. Edward G. Robinson, rey de los matones de la pantalla,  sabía mordisquear el extremo de su cigarro con un gesto tan amenazador que a las  mujeres del público caían desmayadas”.

domingo, 2 de agosto de 2015

BALCONY

Hay fumadores que logran un estallido único de sensualidad en el juego que establecen entre sus dedos, el cigarro, el encendedor y los claroscuros del rostro. Luego una sensación de intimidad te abraza. Aunque nunca he fumado, la primera vez que  descubrí ese efecto fue en el cine Ritz de Luyanó en compañía de tres amigos del barrio. Esa noche el líder del grupo era Iván, mayor que los demás. Ya se afeitaba, usaba colonia de adultos y consumía Populares sin filtro. Estábamos en séptimo y octavo grado y salíamos a caminar o sentarnos en las esquinas, a perder el tiempo, o juntarnos con otros muchachos. Los años han desdibujado su cara y no logro un retrato convincente; solo recuerdo la impresión que me produjo una palabra suya. Él fue quien sugirió subir al balcony del Ritz que siempre estaba vacío. A la acomodadora no le importaba lo que sucedía allí. Nos sentíamos libres. En el instante en que en la pantalla un montón de cuchillos entraban en la carne de un emperador romano,  Iván puso un cigarro en mis labios y dijo con tierna masculinidad: Pruébalo.
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