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viernes, 14 de agosto de 2015

SIMBOLO


El  cigarro es uno de los símbolos del deseo. En  la historia del cine el tabaco asumió una función alegórica.  Las  estrellas   del  celuloide contribuyeron a extender  por el mundo  el hábito de fumar.  En el libro  La diva nicotina, historia del tabaco, su autor Iain Gately  recuerda que los cigarros pasaron a ser un símbolo de poder, o un sustituto del pene, como afirmaba Carl Jung,  discípulo de Freud: “Los hombres de negocios, los del  mundo del espectáculo y los gánsteres  aparecían en las películas  fumando un cigarro. Edward G. Robinson, rey de los matones de la pantalla,  sabía mordisquear el extremo de su cigarro con un gesto tan amenazador que a las  mujeres del público caían desmayadas”.

sábado, 4 de septiembre de 2010

OFICIO PARA ADULTOS: CUIDAR UNA MUÑECA.

Por: Lázaro Sarmiento

Se han preguntado ustedes ¿cuál es la razón por la que los adultos no jugamos con juguetes? G. K. Chesterton argumentaba: “La razón es que jugar con juguetes exige mucho más tiempo y trabajo que cualquier otra cosa. Jugar tal como los niños lo entienden es la cosa más seria del mundo”.

Chesterton afirmaba también que es mucho más sencillo consagrarse a una obra pedagógica que cuidar de una muñeca. Lo explica en su libro Enormes minucias (Colección Austral, Buenos Aires, 1946). Adquirí este título cuarenta años después de esa fecha, de manos de Jose (sin acento), un vendedor ambulante de libros de viejo que ponía su carga en los portales de la avenida Carlos III de La Habana y que muchos lectores deben estar añorando por los precios tentadores de sus ofertas.

“Es mucho más sencillo consagrarse a una obra pedagógica que cuidar de una muñeca. Tan fácil es escribir un artículo sobre pedagogía como escribir un artículo sobre las almendras tostadas o sobre los tranvías o sobre cualquier otra cosa. Pero cuidar de una muñeca es casi tan difícil como cuidar de un niño. Las niñas que yo encuentro en la calles de Battersea adoran a sus muñecas de una forma que me recuerda más a la idolatría que al juego. En algunos casos, el amor y el cuidado del símbolo artístico ha resultado más importante que la realidad humana que originalmente se trataba, supongo yo, de simbolizar”.

Y seguidamente Chesterton explicaba que el hombre que escribe sobre la maternidad es meramente un pedagogo; la niña que juega con una muñeca es una madre. Luego, sin que nos demos cuenta, como era costumbre en este autor, nos lleva a otra reflexión: el placer puro. Según Chesterton, en este mundo no podemos lograr el placer puro. En parte, porque el placer puro sería peligroso para nosotros y para los que nos rodean.

Si yo tuviera dinero coleccionaría juguetes. Ahora me conformo con tener esta reproducción de un Ford, modelo 1953, que desde el techo del refrigerador observa a los visitantes que llegan a mi casa.

Strength Training, de Steven Klein, fotografía de agosto de 2006

En Enormes minucias Chesterton reúne textos originalmente publicados en el periódico británico The Daily News. Los temas van desde el trozo de una tiza hasta el secreto de un tren, incluyendo la crónica titulada El Teatro de Juguete.

domingo, 3 de mayo de 2009

JUGAR ES LA COSA MAS SERIA

Por: Lázaro Sarmiento

Se han preguntado ustedes cuál es la razón por la que los adultos no jugamos con juguetes. Chesterton argumentaba: “La razón es que jugar con juguetes exige mucho más tiempo y trabajo que cualquier otra cosa. Jugar tal como los niños lo entienden es la cosa más seria del mundo”.

Me atrevo asegurar que Maykel González desde su atalaya en Sagua la Grande estará de acuerdo con la afirmación del escritor británico.

Cuando me ataca el virus de la pereza actualizo el blog con subrayados hechos en las páginas de algunos libros que aprecio. Uno de estos libros es Enormes minucias, de G. K. Chesterton (Colección Austral, Buenos Aires, 1946). Lo adquirí cuarenta años después de esa fecha, de manos de Jose (sin acento), un viejo librero ambulante que ponía su carga en un portal de la avenida Carlos III de La Habana.

En Enormes minucias Chesterton reúne textos originalmente publicados en el periódico The Daily News. Los temas van desde un trozo de tiza hasta el secreto de un tren, incluyendo el titulado El Teatro de Juguete.

“Es mucho más sencillo consagrarse a una obra pedagógica que cuidar de una muñeca. Tan fácil es escribir un artículo sobre pedagogía como escribir un artículo sobre las almendras tostadas o sobre los tranvías o sobre cualquier otra cosa. Pero cuidar de una muñeca es casi tan difícil como cuidar de un niño. Las niñas que yo encuentro en la calles de Battersea adoran a sus muñecas de una forma que me recuerda más a la idolatría que al juego. En algunos casos, el amor y el cuidado del símbolo artístico ha resultado más importante que la realidad humana que originalmente se trataba, supongo yo, de simbolizar”.

Y seguidamente Chesterton explica que el hombre que escribe sobre la maternidad es meramente un pedagogo; la niña que juega con una muñeca es una madre. Luego, sin que nos demos cuenta, como era costumbre en este autor, nos lleva a otra reflexión: el placer puro. Según Chesterton, en este mundo no podemos lograr el placer puro. En parte, porque el placer puro sería peligroso para nosotros y para los que nos rodean.
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