miércoles, 2 de enero de 2008


La locutora más antigua del mundo

Por: Lázaro Sarmiento


La peruana Maruja Venegas ha estado ante los micrófonos desde los tiempos de gloria de las óperas de jabón hasta nuestros días cuando los programas suben y bajan a los satélites y las cabinas de muchas emisoras parecen naves espaciales.

El sitio Periodista Digital da a conocer que la periodista radial Maruja Venegas acaba de celebrar 70 años “frente a los micrófonos conduciendo su programa Radio Club Infantil, el mismo con el que se inició, muy joven, en la radiodifusión de Perú. Hoy con 91 años de edad es reconocida como la locutora más antigua del mundo.”

Siendo una adolescente amante de la música clásica, entró a trabajar como discotecaria en Radio Mundial, de Perú. Sin embargo, su destino no estaba en ordenar melodías por orden alfabético sino en enviar mensajes a la población limeña a través de los labios invisibles de la radio. En 1937 le dieron la oportunidad de conducir programas, algo que no ha dejado de hacer durante los siguientes 70 años.

Mientras en Lima Maruja comenzaba a presentar espacios considerados “de ayuda social y apoyo al arte”, en La Habana la radio llegaba al cinematógrafo. Aquel año, en las salas Payret y Radiocine se estrenaba el primer largometraje sonoro cubano: La serpiente roja, dirigido por Ernesto Caparrós.

María Eulalia Douglas en su libro La tienda negra. El cine en Cuba (1897-1990), publicado por la Cinemateca de Cuba, recuerda: “Este filme basado en un exitoso programa radial de aventuras, escrito por Félix B. Caignet cuyo personaje principal era un detective chino llamado Chan-Li-Po, se realizó en cooperativa con un mínimo de recursos y los equipos de la Royal Advertising News”.

La citada autora acota que, gracias a una buena propaganda y a la popularidad de los episodios radiofónicos, La serpiente roja recaudó más de 50 mil pesos en tres meses, no obstante su poca calidad.

A Lima y a Radio Mundial no llegaron seguramente los ecos del suceso cinematográfico habanero .En cambio, desde el Caribe hasta el país andino viajaba la música de Gilberto Valdés, Ernesto Lecuona, Matamoros, Casino de la Playa y Bola de Nieve. Algunos de estos autores e intérpretes los debió anunciar al aire Maruja Venegas.

MUJERES RADIOFONICAS.

La referencia a la locutora en activo más antigua del mundo nos conduce a los nombres de dos pioneras del medio en América Latina: Josefa Álvarez Álvarez y Zoila Casas Rodríguez. Estas mujeres pertenecen a los tiempos fundacionales de la radiodifusión en Cuba .

El 22 de agosto de 1922, a través de la 2LC de La Habana, Zoila Casas Rodríguez leyó el parte meteorológico. Ese día se convirtió en la primera mujer locutora de América Latina. Zoila era hija de Luís Casas Romero, director de bandas de música, compositor y propietario de la 2LC, instalada en su propia casa y que fue la primera planta en iniciar transmisiones regulares de radio en el archipiélago cubano.

El investigador Oscar Luis López en el volumen La radio en Cuba incluye una relación publicada por el periódico Heraldo de Cuba el 16 de diciembre de 1923 de las estaciones radiotelefónicas autorizadas hasta esa fecha. En el documento aparece Josefa Álvarez como propietaria de la 6EV de Caibarién, ciudad de la costa norte de la Isla. Es la primera mujer registrada como dueña de una emisora en la América Latina. Esta Josefa empresaria era hermana de otro de los precursores de la radiodifusión cubana, el asturiano Manolín Álvarez.

Pero estas son historias pasadas. La peruana Maruja Venegas, con 91 años de edad y 70 años en el micrófono, tiene planes por delante. Durante el 2008 proyecta abrir en Lima una Escuela de Relaciones Públicas para personas mayores y padres de familia. Las clases -dice un reporte de prensa- las dará en su propio domicilio donde ha instalado su cabina radial.

lunes, 31 de diciembre de 2007


Alicia Alonso detiene el tiempo.

Por: Lázaro Sarmiento



Bajo la mirada cómplice de los satélites, llevando coreografías románticas y posmodernas de una ciudad a otra del planeta, mimada por el cariño de su pueblo, Alicia Alonso ha logrado el sueño secreto de la mayoría de los terrícolas: detener el tiempo.

Al final de la década del setenta, en el Teatro García Lorca de La Habana , la vi bailar por primera vez. Aplaudí su adagio del Lago de los Cisnes con el deslumbramiento de quien asiste a la revelación de un misterio, a la escenificación de una leyenda.

Ella había convertido unos pocos minutos en el escenario en un poderoso símbolo artístico. Luego de la función le expresó a un periodista: “En cualquier oficio hay que buscar la perfección... Créame, no hay incógnitas en mi baile, solo trabajo, constante, infinito, sin retención”.

Las personas que la ovacionamos aquella noche sabíamos que la perfección de sus doncellas-cisnes, de su ingrávida Giselle, de la electrizante Carmen, constituye un enigma que muy pocas bailarinas logran descifrar jamás.

Y cuando parecía que en la Tierra quedaban pocas reinas como las que habitan los cuentos de “Había una vez”, Alicia desafió los pronósticos y se negó a abdicar. Ahora, su arte se multiplica en numerosos proyectos, clases magistrales y a través del Ballet Nacional de Cuba, uno de los rostros de nuestra identidad.

Desde los más disímiles lugares, a orillas de un lago ruso, o en lo alto de un rascacielos de Malasia, una persona con computadora y teléfono tiene acceso a Alicia Alonso. En Internet hay un sitio que ofrece muchísimos datos sobre su trayectoria con fotos, fechas y reseñas. Sin embargo, ninguna página web es capaz de guardar la emoción que sintió este cronista cuando la vio bailar por primera vez.

El 21 de diciembre, al escuchar junto a una taza de café los noticieros de la mañana que anunciaban el cumpleaños de Alicia, pensé que entre mis mejores recuerdos figura aquella noche, hace casi treinta años, cuando un frágil cisne de amor me enseñó que el mundo pertenece a los que no se cansan y que el corazón de una mujer transformada en ave puede detener el tiempo.

domingo, 23 de diciembre de 2007


Radio Enciclopedia: transmitiendo saxofones y mensajes ecológicos

Por: Lázaro Sarmiento

Desde la cubanísima Guantánamera hasta As Time Goes Bye, el mítico tema de Casablanca, pasando por los valses de Strauss y Santorini de Yanni, Radio Enciclopedia ha transmitido durante 45 años la música instrumental ligera de medio mundo, incluyendo los intérpretes más populares del género, algunos prescindibles y nuevos talentos como Habana Ensemble o Enya. Estos sonidos han acompañado informaciones culturales, datos curiosos y mensajes de utilidad pública.

Científicos sostienen que los cereales responden a la música clásica। Publican confesiones del pintor Raúl Martínez Los Joven Club de Computación y Electrónica han graduado en dos décadas a más de un millón de cubanos en diferentes cursos. Alertan de que la Amazonía podría desaparecer en 70 años. Inauguran en Cuba escultura de Mozart. Un fragmento del asteroide Baptistina pudo acabar con los dinosaurios en nuestro planeta.

Este es el tipo de información que en la actualidad acompaña a los saxofones, pianos y guitarras de Enciclopedia। Son textos breves con economía de adjetivos, claridad en los argumentos y lenguaje directo, muy cercano a esa redacción estilo Internet que ahora tiene una marcada expansión en los medios.

MARCHA ATRÁS EN LA MAQUINA DEL TIEMPO.

EL 7 de noviembre de 1962 Radio Enciclopedia salió al aire por primera vez desde uno de los edificios que rodean la Plaza de la Revolución en Ciudad de La Habana. Esa mañana la prensa de todo el planeta continuaba reportando los acontecimientos de la Crisis de Octubre, iniciada unas semanas atrás por la prepotencia del gobierno de Estados Unidos ante la presencia de los cohetes rusos en la mayor de las Antillas.Nunca la humanidad estuvo tan cerca de la hecatombe nuclear como en aquel otoño.

Ese día en Moscú celebraban otro aniversario de la Revolución de Octubre.El presidente Kennedy seguía los sucesos de la crisis en el Caribe desde su residencia campestre en Virginia. Los periódicos de La Habana enarbolaban las verdades de la Revolución Cubana y de su máximo líder Fidel Castro. Es probable que en aquel ambiente de dramáticos acontecimientos fueran pocos los oyentes que ese día estuvieran al tanto de la nueva señal radiofónica que salía al aire.

Desde los inicios, a la música le acompañó la información sobre cultura universal. Un año antes había tenido lugar en toda la Isla la Campaña de Alfabetización, las antiguas residencias de la burguesía cubana en el Country y el Biltmore estaban ahora ocupadas por jóvenes estudiantes llegados de todo el país y las editoriales hacían gigantescas tiradas de clásicos como el Quijote de Cervantes.

Durante sus primeros años la emisora se denominó Radio Enciclopedia Popular pero nadie recuerda en que momento el nombre perdió el adjetivo.Y a los pocos meses de estar en el aire, la programación adquirió una de las características que más la distinguen y que tal vez la hacen única en el mundo: la locución es exclusiva de voces femeninas. Ellas se han desempeñado con tanta elegancia y celo que ya se habla en locución del "estilo Radio Enciclopedia”.

Desde sus estudios en el Edificio ENE, en La Rampa, una de las zonas más céntricas de La Habana, Radio Enciclopedia se anuncia como una emisora para todos los momentos de la vida. Además difunde mensajes al estilo de “para salvar a las especies en peligro del planeta, también hay que salvar los datos”.

Es la única planta del país que desde una cobertura inicial local pasó a tener un alcance nacional y fue la primera en Cuba (1978) en contar con sonido estereofónico. En la actualidad, su sitio digital con audio real y audio bajo demanda es visitado cada día por un mayor número de internautas (www.radioenciclopedia.cu).Y a través del satélite Hispasat 1 C, aproximadamente a 22.300 millas sobre el ecuador, se beneficia de la tecnología de radios satelitales alrededor del mundo. Intérpretes como Frank Pourcel, Pérez Prado, Glenn Miller, Ray Conniff, Rubén González y Bert Kampfert se sentirían a gusto con esta emisora. Gracias a Radio Enciclopedia su música está cada día más cerca de las estrellas.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, NIEMEYER!

El brasileño Oscar Niemeyer, uno de los grandes arquitectos de todos los tiempos, cumple 100 años este 15 de diciembre। Pocos artistas pueden llegar a esta edad con una agenda activa de trabajo, el reconocimiento universal de su obra y el convencimiento de que, “lo importante es la vida, los amigos e intentar que este mundo injusto sea un lugar mejor en el que vivir”.

Niemeyer continúa asistiendo diariamente a la oficina que tiene en Río de Janeiro। Su proyecto más inmediato es la rehabilitación de la sede de la presidencia de Brasil, el palacio Planalto, que él mismo diseñó en Brasilia en la década del cincuenta.

Este año inauguró el Teatro Popular de la ciudad de Niteroi y revisó la reedición de su libro de memorias “The Curves of Time”. A la par, disfruta de la compañía de Vera Lucia, de 60 años, su secretaria desde hace quince años y con la que se casó en segundas nupcias a fines de 2006.
Para Niemeyer la celebración de su centenario no tiene la menor importancia। “Lo principal es mirar hacia atrás y sentirme bien conmigo mismo”, dijo hace unos días en entrevista de prensa. Y a la pregunta de cuál considera su legado más significativo, respondió: “Siempre digo que la vida me parece más importante que la arquitectura”.

A punto de inaugurar un siglo de vida, a Niemeyer le agrada constatar que “luchar por un mundo mejor y más justo fue siempre su preocupación”। Admirador del coraje y el patriotismo de Fidel Castro, el gran profesional se declara con orgullo comunista, radical y defensor de los menos privilegiados del planeta. Y afirma : “la arquitectura no cambia la vida de los pobres; para cambiarla hay que salir a la calle y protestar”.

Como arquitecto nunca le sedujo el ángulo recto ni la línea dura e inflexible creada por el hombre। Dice que le atrae “la curva libre y sensual, la curva que encuentra en las montañas de su país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preterida, y las del universo”.

Autor de algunos de los edificios más emblemáticos de Brasilia, capital de Brasil y uno de los símbolos de la visualidad del siglo veinte, Oscar Niemeyer considera que la arquitectura es una cuestión de sueños y fantasías, de curvas y de espacios amplios y abiertos। Por eso, las más de 500 obras salidas de sus manos son imaginativas y sensuales y muchas constituyen un homenaje al paisaje brasileño.

El mundo festeja el centenario de un artista que “nunca se deslumbró con el lujo, el poder y la gloria” y “que ama, por encima de todo, al pueblo de su país”.
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